DEFINICIONES

 

Por Juan A Bracco – El gobernador Gustavo Bordet consolidó la ventaja obtenida en las primarias y fue reelecto al frente del Gobierno • Los cuatro años y seis meses que le quedan por delante serán – o deberían ser – de definiciones, en lo  institucional y en lo político.

Con mayorías consolidadas en ambas cámaras legislativas (elemento necesario pero no suficiente para lograr la sanción de las normas que el Ejecutivo precisa para forjar el perfil de provincia que pretende) y la recuperación de varias intendencias importantes para el justicialismo, Gustavo Bordet se sacó las dos últimas espinas que le quedaban de su pasado político inmediato: haber sido elegido por el dedo de Sergio Urribarri en la interna para competir por la gobernación y la derrota de las legislativas 2017, que fue la peor de la historia del peronismo en Entre Ríos.

Los festejos por este hito no podrán extenderse por mucho tiempo. Al Gobernador le toca comenzar a tomar definiciones, en lo político y en lo institucional, que postergó hasta el día después de los comicios provinciales para no comprometer su éxito en las urnas.

El primero paso que ha de dar es si, finalmente, termina inclinándose por la fórmula Fernández / Fernández (FF) o si, en su defecto, opta por apoyar a la fórmula Fernández / Fernández.

No. No es un error de escritura. Bordet no tiene demasiadas opciones. Desde el pasado miércoles 5 tiene en su escritorio una encuesta de Julio Aurelio que le muestra que Alberto Fernández / Cristina Fernández de Kirchner tienen una intención de voto en Entre Ríos que ronda el 40% mientras que su favorito, Roberto Lavagna, apenas supera los 7 puntos al igual que el zigzagueante Sergio Massa.

La misma encuesta le deja ver que, 15 días antes de que se anunciara que el ex Jefe de Gabinete encabezaría la fórmula, Cristina Kirchner tenía una intención del 31% y que en menos de un mes el tándem saltó seis puntos.

Desde que a Urquiza se le rebeló la caballería que no quiso ir a luchar en la guerra fraticida contra el Paraguay, los líderes entrerrianos saben que sólo pueden guiar a su tropa donde esta quiera ir, no a otra parte. El sábado 18 de marzo, minutos después del anuncio que hiciera CFK, el grupo de Whatsapp que el secretario General de la Gobernación Edgardo Kueider armó hace un par de años para mantener un flujo continuo de información con funcionarios de todos los niveles del Gobierno, explotó en mensajes de apoyo a la fórmula FF.

El Gobernador tiene pocos días para hacer esta movida.

Su decisión estará mezclada con las determinaciones que tomen los mandatarios electos en Tucumán y Chubut. Y además, a mediados de semana el foco de atención girará hacia Santa Fe, donde Omar Perotti está a un tris de recuperar después de 12 años la gobernación para el peronismo. El senador construyó su base electoral con una alianza entre todos los sectores, incluido el kirchnerismo, y podrá utilizar su victoria para posicionarse como referente del armado nacional y, de paso, pedirle explicaciones a lo que queda de la Alternativa Federal por haber impulsado acuerdos con los líderes socialistas a los que luchaba por desbarrancar.

En línea con esto, el próximo 22 deberán inscribirse las candidaturas legislativas nacionales. Entre Ríos renueva este año tres escaños en el Senado (Guillermo Guastavino y Sigrid Kunath por el PJ y Alfredo De Angeli, que llegó por una alianza del bustismo con el PRO, pero que ahora sólo es PRO) y cuatro en Diputados (Julio Solanas y Juan Manuel Huss por el peronismo, que ahora pasarán a la Legislatura provincial y Yanina Gayol y Marcelo Monfort por Cambiemos).

La suerte de Guastavino quedó atada a la de Miguel Pichetto y es posible que tengan el final que Osvaldo Soriano describió para Stan Laurel.

Queda por resolver el destino de Kunath y cómo se integrarán las listas. Bordet tendrá que negociarlas con Alberto Fernández. Y seguramente habrá vetos cruzados antes de que se arme la nómina final.

• Nuevo gobierno

El Gobernador deberá además redefinir su gabinete, renovarlo, refrescarlo. Su carta principal en los primeros cuatro años, Laura Stratta, estará al frente del Senado y no podrá contarla. Deberá abrir su conformación para contener sectores que quedaron fuera tras las PASO o que fueron derrotados en las generales y también para los aliados.

Pero hay lugares en la mesa que son más importantes que los otros.

Uno de los principales desafíos que tendrá Bordet será contar en sus últimos cuatro años como inquilino de la Casa Gris con algo que no consiguió en los primeros: alguien que se haga cargo del Ministerio de Gobierno.

En los dos primeros, Mauro Urribarri pagó el precio del apellido y estuvo siempre jaqueado por la ola amarilla en su punto más alto.

Tras las elecciones legislativas del 2017, aterrizó Rosario Romero. Las expectativas de su arribo se fueron depreciando rápidamente, sobre todo al interior de la estructura de Gobierno, donde se sospechaba que dedicaba más tiempo a azuzar sus contactos en el Ministerio Público Fiscal para cobrarse cuentas viejas con Sergio Urribarri que a manejar la cartera más importante del gabinete.

Prueba de ello es que Bordet estuvo a punto de tirar por la borda su principal capital, ser un gobernante honesto, luego de un derrape en el proceso para realizar el cierre norte energético que llevaba el sello RR.

Se suma el fracaso de la reforma política, del diálogo electoral y el autogobierno de la Policía que hasta organizó una caravana de patrulleros para celebrar la liberación de dos de los suyos sospechados de haber matado por la espalda a un joven en el barrio Capibá. Uno de los presuntos victimarios y su familia fueron recibidos por el Jefe de Policía en su despacho. Los familiares de la víctima nunca visitaron el despacho principal del Ministerio de Gobierno.

En la agenda de Bordet para los próximos cuatro años y medio también estará el proceso de nombramiento de dos funcionarios claves que requieren concurso previo y acuerdo del Senado:

– El Tesorero General. Vacante desde hace un tiempo y con un tesorero a cargo (Jorge Donoso).

– La Contaduría General. Aurelio Miraglio (que con su intervención oportuna salvó a Bordet del escándalo del cierre norte) tiene mandato hasta el año que viene.

Además, deberá ver qué hace con el proyecto de modificación del Consejo de la Magistratura que elimina la prueba oral para los candidatos a jueces y funcionarios judiciales, cerrando el círculo en la familia judicial y reduciendo a poco menos que un adorno la participación de la sociedad civil en el proceso, uno de los elementos revolucionarios del esquema armado en 2003 y consagrado en la Constitución del 2008.

La iniciativa fue sancionada por Diputados de una manera curiosa: está firmada por Juan Navarro pero fue defendida por Diego Lara, ambos oficialistas. Al primero lo habían ilusionado con desbarrancar a Urribarri de la presidencia de la Cámara; al segundo, con que es número puesto para la presidencia del Tribunal de Cuentas. El Senado introdujo modificaciones y lo devolvió a Diputados, donde desde hace semanas espera ser tratado.

Uno de los últimos puntos, pero no menos importante, es qué hará con el agente financiero. Las condiciones políticas y económicas no son las mismas que cuando se firmó en 2005 con el Grupo Eskenazi. Tampoco se parecen a 2015, cuando se aprobó la prórroga hasta el 2020.

El poder no se tiene, se ejerce. Es la tesis de Foucalt. Bordet deberá ejercerlo mientras pueda. Sabe que jurará en diciembre su segundo mandato y que durante la ceremonia la dirigencia del justicialismo estará mirando hacia uno y otro lado, mascullando quién podrá ser su sucesor (o sucesora) en 2023.

Fuente: (valorlocal.com.ar)