La siembra de trigo arrancó con fe, humedad en el suelo y buen precio

“Arrancó la siembra triguera y con muy buenas expectativas” contó el productor Mariano Podversich durante un descanso en las labores que emprende en lotes cercanos a Cerrito. Describió que el perfil de humedad está excelente para implantar y que el cambio de cotizaciones con los insumos lo motivaron tanto como el compromiso asumido con su esquema de rotación; maíz, trigo y, soja de segunda.

“El verano nos pegó fuerte, al maíz de ciclo largo le faltó bastante, no sacamos más de 20 quintales” dijo al repasar el pasado inmediato y siguió con que trillaron a finales de enero granos húmedos para dar de comer a sus animales y barbecharon temprano el lote.

De su elección de materiales finos, que no le faltaron, describió que “en la zona se sembraba mucho ciclo corto por salir tarde de la soja y las lluvias; pero este año se dio al revés, de manera que hicimos las cosas para entrar bien a la siembra ciclos largos”. Ahora están con los intermedios y terminarán con los cortos. Sembraron unos 150 granos por metro cuadrado, con fertilización base de 100 kilos de diamónico y la urea caerá al voleo apenas nazcan. Y como recomiendan todos los profesionales, en base a análisis de suelo ya hechos evaluarán la necesidad de re fertilizar.

Por el andarivel de las plagas, el productor que también es agrónomo, anticipó que estas mañanas de cerrazón pueden darles problemas de mancha: “Acá casi no hay por el esquema de rotación, pero estamos atentos”.

Pronosticó que, de no mediar contratiempos, podrá ver trillar en los primeros días de noviembre. Sin embargo, avisó que para asegurar el buen suceso “vendría fabuloso que venga una lluvia antes del 15 de junio”.

Mario Doce, de la firma Insumos Entre Ríos, sentenció que el escenario triguero cambió cuando el precio de los fertilizantes se puso a tiro del agricultor promedio. De no haber sucedido tal cosa, las arvejas habrían ocupado varias hectáreas más en el paisaje rural entrerriano. En consecuencia, aventuró que “no creo que baje el área implantada con trigo”.

Cuando entró a ponderar la administración de la campaña, razonó al decir que “cuando hay tanta incertidumbre, por precio y disponibilidad, los esquemas de siembra en campos arrendados se analiza mucho. Ahora, todo indica que la campaña triguera será buena”. Sumó que la falta de gasoil influye, “en la provincia, la ventaja, si se puede usar el término, es que el problema serio surgió con la cosecha casi finalizada. Hay complicaciones para finalizar la trilla y encarar la siembra de trigo. Pero en el ámbito nacional está complicadísimo”. Lo cierto es que, en la zona, la mayoría de los productores implanta a mediados de junio; los perfiles están cargados y el arranque será muy bueno. Falta que acompañe todo lo demás.

Y en esa especulación propuso mirar valores a futuro: “La baja de los fertilizantes y lo sostenido del precio del trigo en dólares hace que los productores empiecen a fijar precios. Sobre todo para protegerse de los cambios de políticas nacionales”.

Lo que hacen por estos días Podversich y Doce guarda relación con la jornada de divulgación realizada el mes pasado por especialistas de INTA y la Facultad de Ciencias Agropecuarias; incluso cuando el valor de los fertilizantes todavía se confundía con las nubes. En aquel marco, Juan Manuel Pautasso definió que “hacer agronomía es aplicar conocimiento científico sustentado por la experiencia y los resultados. La red de ensayos de INTA para manejo nutricional tiene muchos años. Los sistemas van cambiando, aparecen nuevas enfermedades, los suelos muestran deficiencias incluso puntuales de nutrientes; pero predecibles si se hacen análisis de suelo”.

Lo dicho, el agricultor atento y comprometido con su ambiente, analiza suelos para ser mejor y no perder plata en el intento. Al abordar diferencias entre los ensayos a una escala de micro parcelas y los hechos en campos de productores, el experto contó que “hemos encontrado ventajas viables económicamente y esto se logra fertilizando mejor para nitrógeno y fósforo. Con análisis de suelo se trabaja mejor, con más precisión”.

En sintonía, Lucrecia Gieco aportó que “vemos que nuestro ambiente es conducente a enfermedades foliares. Hay que monitorear los cultivos para cuidarlos cuando aparezcan niveles considerables de royas”. A modo de aporte para emprender la campaña con mejor suceso, especificó que “las principales variables que conducimos en los ensayos es caracterizar germoplasmas por rindes, calidad, resistencia a enfermedades y calidad comercial”.

En síntesis, subrayan que la elección del cultivar viene acompañado del paquete tecnológico, dado que hay muchos que ofrecen altas expectativas de rendimientos pero requieren uso de fungicidas.

(Fuente: Campoenacción)