Carne vacuna: El consumo, preferencias y estilo de vida

Ante indicadores de bajas por habitante y por año, investigadores señalan a los cambios de hábito como tendencias que modifican la demanda. Se suman quienes dejan de lado la carne vacuna y tienen a los jóvenes como protagonistas.

Por Verónica Puig, especial para Valor Local


Tenemos que pensar que los estilos de vida y las preferencias personales son tendencias que cambian los patrones de consumo, disminuyen en cantidades o dejan por completo de lado la proteína de origen animal y especialmente la carne vacuna”, dijo a Valor Local, Eugenia Brusca, investigadora del Instituto de Promoción de la Carne Vacuna Argentina (IPCVA), organismo que realizó ayer una jornada con técnicos y especialistas invitados, en el establecimiento productivo Estación Jubileo, ubicado en el departamento Villaguay.

La caída en la demanda, que hoy día no llega a 47 kilos de carne vacuna por habitante y por año, es la más baja en la historia nacional. Esta situación impacta en toda la cadena productiva.

“Productores, frigoríficos y carnicerías tienen que modificar la forma en la que trabajan desde que esta tendencia se va convirtiendo en un patrón estable”, señaló Brusca, economista que también realiza investigaciones en el Departamento de Promoción Interna del IPCVA.

Moda o preferencia

“Los más jóvenes, entre 18 a 36 años, presentan variaciones de consumo. Por ejemplo, encontramos que eligen incluir en sus dietas alimentarias porciones bajas de proteína de origen animal y decidimos investigar porque ya no es una moda sino que se viene convirtiendo en un hábito”, detalló la economista.

Eugenia Brusca

Indicó que como parte del trabajo que realizan desde el IPCVA, está el de trabajar con estas generaciones y promover que busquen asesoramiento en especialistas en nutrición o se asesoren “antes de tomar medidas de largo plazo que puedan tener un impacto en la salud. Ya que se comprobó el beneficio para una dieta equilibrada, de la inclusión de proteína de origen animal”, detalló.

En las estadísticas presentadas por Brusca, ante un auditorio de más de 550 personas en la JAC Villaguay, se encuentran tendencias que van desde el veganismo, que es el hábito de no incluir proteína de origen nacional ni derivados; luego los vegetarianos que consumen vegetales pero sí derivados como huevos, lácteos o miel; y por último los flexitarianos, que incluyen carnes pero en pequeñas porciones y cantidades diarias.

Acerca de por qué el ser humano consume carne, Eugenia Brusca se remonta en su explicación a bases antropológicas que consignan que “para la formación de músculo en los hombres, es necesaria la proteína de origen animal y esta se provee desde la cría del animal para su consumo. La necesita incluir como parte de una dieta balanceada. Para esto trabajamos con médicos especialistas de reconocida trayectoria como el doctor Alberto Cormillot, que contribuye a esclarecer detalles de cómo prevenir en jóvenes, adultos, ancianos, embarazadas, bebés y niños problemas que derivan de la falta de estas proteínas como la anemia, por ejemplo, entre las más comunes y difundidas”, detalló.

La caída en la demanda de carne vacuna es la más baja en la historia nacional.

“Asado for ever”

Con esta frase Darío Colombatto, ingeniero agrónomo y profesor titular de la Facultad de Agronomía de la Universidad de Buenos Aires, inquietó a los presentes en la jornada a campo en Jubileo al plantear que, desde un punto de vista productivo, la calidad de la carne vacuna, que luego permite la satisfacción de disfrutar desde el paladar, de cortes de novillo tradicionales para el asado como son las costillas o el cuadril, “se definen desde la panza de la mamá”.

Darío Colombatto

“Mientras muchas personas creen que las características de un buen corte vacuno se define en los últimos 90 días de vida de los animales, y discutimos si fue a pasto o a corral, nosotros nos increpamos a nosotros mismos y decidimos investigar si eso no se define realmente en el inicio de la vida”, remarcó el investigador del INPA-CONICET en el campo en Villaguay.

“La calidad de la carne comienza bien temprano, cuando se piensa desde lo productivo en la elección correcta del plan genético a implementar en el campo. Y en la planificación de la alimentación del rodeo de cría a lo largo del año”, destacó Colombatto.  “Muchos procesos de desarrollo muscular como de grasa, comienzan en la gestación”, concluyó el investigador.

(Fuente: ValorLocal)