Argentina sin dólares para volver a acercarse al millón de autos

El mercado automotriz argentino tendrá serios inconvenientes en retomar un sendero de expansión sostenido que lo acerque a sus momentos de gloria en 2013 y 2017 cuando supo vender 963 mil y 883 mil unidades respectivamente El millón de autos había dejado de ser una ilusión para transformarse en una realidad concreta • De hecho, la red comercial se había adaptado a esa nueva perspectiva • Sin embargo, el 2019 se cerró con ventas a concesionarias por 372 mil unidades y una proyección para el futuro próximo poco alentadora.

La escasa capacidad de crecimiento del mercado local de vehículos no es únicamente consecuencia de factores asociados a la capacidad adquisitiva, a la falta de financiamiento, a los costos de mantenimiento o a las expectativas del consumidor. Hay una cuestión de fondo, y es que con la actual estructura productiva y de comercio exterior de autos, y aun produciendo más vehículos, un aumento en las ventas repercutirá directamente en una mayor salida de dólares del país. Y no es un dato menor, en una economía que sufre de restricciones externas y que tiene hoy una escasez manifiesta de dólares.

La venta de autos en Argentina es hoy poco más de un tercio de la de 2013 (o incluso 2017), cuando orillaba el millón de unidades. Los dos picos de ventas tuvieron su correlato inmediato en el déficit de divisas: para sostener esas ventas Argentina perdió más de US$ 8.000 millones en cada uno de los años.

Recién en 2019, luego de un ajuste extremo en las ventas a concesionarios que llegaron a su valor mínimo en 15 años hay cierto equilibrio comercial externo, y el sector automotriz dejó de girar masivamente dólares al exterior.

La producción nacional de vehículos no acompaña, y desde su máximo nivel en 2011 no ha dejado de contraerse. En los últimos años mientras el mercado local se expandía y se engrosaba el déficit de divisas, la producción no paró de caer.

De todas formas, esta realidad es estructural y no se soluciona únicamente fabricando más autos localmente. Es que la principal fuente de pérdida de divisas es consecuencia de la importación de partes que utilizan las mismas automotrices nacionales.

Hay una relación lineal casi perfecta y estructural: cuando más autos se venden, más crece el déficit de dólares.

Con un perfil de endeudamiento complejo, y políticas restrictivas en el terreno cambiario para las familias y para determinados sectores productivos, suponer un crecimiento de las ventas domésticas de vehículos implica realizar inmediatamente giros en dólares que Argentina hoy no puede asumir. El país no dispone de la oferta de dólares necesaria para incrementar sustantivamente su volumen de mercado, y mucho menos para alcanzar los picos de ventas recientes que significaron una cuantiosa sangría de divisas.

La autoridad nacional, con la aplicación de cargos fiscales para la comercialización de determinados vehículos parece haber internalizado esta idea.

En un contexto de restricción externa, antes de incentivar el crecimiento del mercado automotriz, Argentina necesita generar cambios de fondo para limitar el tamaño de su déficit de divisas.

Revisar los mecanismos de comercio con Brasil, replicar los instrumentos de fomento fiscales y financieros brasileños que incentivan el desarrollo y la incorporación de mayor cantidad de componentes locales en sus vehículos, exigir el cumplimiento concreto en cada una de las empresas de los coeficientes de intercambio externo, son tan sólo algunas de las posibles medidas que podría desplegar el Gobierno. Una situación de mercado como la actual, es una buena oportunidad para generar los cambios necesarios y anticiparse así a un déficit profundo inmediato una vez que se recuperen niveles de ventas anteriores.

Los cambios en la política automotriz, además de registrar el impacto directo sobre la balanza comercial, debe contemplar el dinamismo que el sector genera sobre el resto del entramado industrial y sobre el empleo, en el marco de un sector que está cambiando significativamente sus paradigmas con la incorporación de más tecnología y de nuevos jugadores internacionales principalmente provenientes de la hi-tech.

(Fuente: El Economista)

Fuente: (valorlocal.com.ar)