(Por JB) La reacción de los integrantes de Cambiemos tras la reelección de Sergio Urribarri como presidente de la Cámara de Diputados de la provincia es desproporcionada · Vaciar la Asamblea Legislativa tiene consecuencias institucionales y políticas que van más allá del clima de campaña que se empieza a vivir.

La decisión del justicialismo de confirmar a Sergio Urribarri como presidente de la Cámara de Diputados, cristalizó el acuerdo interno entre el sector de Gustavo Bordet y el peronismo kirchnerista, bajo la lógica de conservar el poder que se pondrá en juego este año en la provincia. Es que para un peronista no hay nada mejor que otro peronista.

Cambiemos, que se ilusionaba con esmerilar al oficialismo local profundizando su interna y poniendo una cuña entre ambos sectores, reaccionó como Glenn Close en el clásico “Atracción Fatal” cuando se enteró que Michael Douglas no dejaría ni a su esposa ni a su hija por ella.

Casi de inmediato, la alianza UCR – PRO (y otros partidos menores) anunció que faltará a la Asamblea Legislativa en repudio a la decisión del justicialismo de ratificar a Urribarri y tiró el primer puñado de tierra para enterrar una ficticia convivencia política cuasi escandinava que se pretendía mostrar entre Nación – Provincia y Municipios, que se esfumó ante su primer contratiempo de fuste.

Esta reacción es excesiva: ningún efecto es mayor que su causa, dice la matemática. No se corresponde la respuesta con el fenómeno al que se pretende contestar: que Urribarri haya sido reelecto era una de las posibilidades concretas, no un fenómeno “cisne negro”.

Sí se observa un aprovechamiento de la situación por parte de Cambiemos para poner en ejercicio la estrategia de “hablemos de cualquier cosa menos de economía”. Ayer se conoció que la inflación de enero fue del 2,9%; además, una encuesta de Ricardo Rouvier indicó que la suba de precios es el principal problema para el 40% de los argentinos y que el 73% de los encuestados entiende que el Gobierno nacional no podrá resolverlo.

El faltazo de Cambiemos a la Asamblea será un acto de irresponsabilidad institucional. La Constitución exige al Gobernador rendir cuentas del estado de la provincia ante la Legislatura y, por consiguiente, impone a los legisladores anoticiarse de tal situación a fin de actuar en consecuencia.

Y también político.

¿Cuál debería ser, por caso, la actitud que tendrían que tener en consonancia los concejales del Frente para la Victoria de Paraná cuando el intendente Sergio Varisco inaugure las sesiones del Concejo Deliberante? Varisco enfrentará este año dos juicios: uno por defraudación a la administración pública (causa “Mutual Modelo”) y otro por narcotráfico (en el Juzgado Federal).

En ambas causas, el intendente está procesado. Al igual que Urribarri en las causas que se le siguen en la Justicia y que fueron la excusa de Cambiemos para el pataleo.

Ambos, Varisco y Urribarri, son hasta ahora inocentes. Y su culpabilidad deberá ser probada sin ninguna duda ante los estrados. De lo contrario, se mantendrá su presunción de inocencia. Esto se llama Estado de Derecho.

Fuente: (valorlocal.com.ar)