La proporción histórica de siembras tardías ayudó a escaparle al efecto de La Niña. La Bolsa de Cereales provincial elevó 40% su pronóstico de cosecha gruesa.
Cuando los productores proyectan la campaña agrícola, uno de los datos que resaltan con color es si el año será “Niño” o “Niña”. En el lenguaje agrícola, es el código para tratar de interpretar si las lluvias acompañarán o no el ciclo de los cultivos.
Sin embargo, hay otros términos que deberían incorporarse a la enciclopedia. Por ejemplo, la Oscilación de Madden y Julian (MJO), una perturbación climática tropical que tiene como característica operar en escalas de tiempo mucho más cortas que El Niño o La Niña, pero que puede contrarrestar con mucha rapidez los efectos que estas tendencias climáticas de largo plazo suelen provocar.
Para Jorge Ruiz, climatólogo de la Bolsa de Cereales de Córdoba, Madden y Julian es justamente la principal explicación a que el panorama de lluvias en la provincia no haya sido tan negativo como se presagiaba en el inicio de la campaña.
“Sólo solemos hablar de La Niña y El Niño, pero hay oscilaciones de escala temporal más corta, menos conocidas, que están presentes y que, cuando entran en fase activa, generan este tipo de precipitaciones que ayudan a cambiar todo”, explica.
- EVOLUCIÓN
Para el experto, el balance completo de la campaña termina siendo positivo, en especial porque el déficit de precipitaciones no fue tan severo como se estimaba, tras un ciclo invernal y una primavera con sequía.
La evolución fue similar al ritmo de un electrocardiograma: en diciembre comenzó la recuperación, que se fortaleció en un enero con lluvias que hasta superaron el promedio, pero encontró un freno en febrero cuando volvió la escasez y se encendieron las alertas. Pero de nuevo la tendencia se revirtió y la primera quincena de marzo ha dejado zonas que hasta superan los 100 milímetros.
“El ingreso de masas de aire frío en la transición del verano al otoño tiende a romper la estabilidad atmosférica. En este caso, se activaron núcleos de tormenta importantes, con un beneficio grande para los cultivos. Lo más probable es que marzo cierre entre normal e inclusive por encima de lo normal”, subraya Ruiz.
Para Silvina Fiant, coordinadora del Departamento de Información Agronómica de la Bolsa de Cereales de Córdoba, la sequía del segundo semestre de 2020 y el conocimiento adquirido de otros años “Niña” les permitió a los productores trazar una estrategia que está teniendo buenos resultados: retrasar la siembra.
Según las estimaciones de la entidad bursátil, nunca hubo una proporción de cultivos tardíos tan grande como en esta campaña: el 80 por ciento del maíz y el 66 por ciento de la soja se implantó en fechas posteriores a noviembre.
- OPTIMISMO
Con matices dependiendo de las zonas, en general los datos que transmiten los colaboradores de la Bolsa son positivos. En el promedio provincial, el 77 por ciento del maíz está entre bueno y excelente; en la soja, la proporción es aún superior: 85 por ciento.
A partir de estos datos, la Bolsa cordobesa elevó sus proyecciones de producción: hasta la segunda quincena de febrero, estimaba un rinde promedio de maíz de 60,3 quintales por hectárea, lo que arrojaba una cosecha de 14 millones de toneladas. Ahora, subió esos valores a 76,7 quintales y 16,7 millones de toneladas.
Del mismo modo, la soja pasó de 21,9 quintales a 30,9 quintales, y de un volumen total provincial de 9,4 millones de toneladas a uno de 13,2 millones. Es decir, 6,5 millones de toneladas más entre ambos cultivos. (Fuente: Agrovoz)