Muchos propietarios retiraron sus inmuebles del sector y los colocaron en las operaciones de venta, donde ven opciones más rentables.

El decreto de extensión del congelamiento del precio de los alquileres y la baja rentabilidad que otorgan las propiedades orientadas a ese destino generaron una tendencia a la venta, cada vez más marcada en el mercado inmobiliario rosarino. La incertidumbre que imponen la pandemia por el coronavirus y el estado de «congelamiento» que emana de la normativa, adquirieron roles determinantes y derivaron en un escenario más pequeño donde cada vez más dueños retiran sus bienes de ese sector. En ese marco, alquilar en la ciudad se transformó en un dolor de cabeza.

Ante este intrincado panorama, desde el sector de los inquilinos entienden que alquilar “sigue siendo una actividad rentable”, al tiempo que reclamaron “poner la lupa sobre las viviendas deshabitadas” para poder encontrar posibles alternativas y respuestas a esta situación.

Durante la pandemia, alrededor de un 40 por ciento de los inquilinos tuvieron que endeudarse para poder pagar los contratos. El gobierno nacional escuchó ese reclamo y “congeló” los aumentos de precios y los desalojos. Y, ante la inminente prórroga para extender ese «congelamiento» de precios de los alquileres hasta el 31 de marzo, gran parte de los propietarios decidieron sacar sus unidades de vivienda del mercado para direccionarlas a la venta.

“Estamos viendo que hay una clara tendencia a la venta de propiedades que antes estaban en alquiler. Dentro de los informes que elaboramos durante las primeras semanas de enero, notamos que en la población el poder adquisitivo para poder pagar un alquiler es cada vez menor, ya que muchos no han tenido paritarias y otros actores del mercado se llevaron la mejor parte”, se encargó de destacar Leonardo Beltramone, referente del Observatorio Inmobiliario de Rosario.

Desde esa plataforma de análisis, Beltramone remarcó que les llegan muchas consultas para saber qué hacer con los inmuebles, ya que la baja rentabilidad y la nueva ley de alquileres no los favorece. “Nosotros les seguimos recomendando que continúen alquilando la propiedad. Pero eso no se está trasladando al mercado y muchos propietarios están optando por las ventas”, admitió.

  • EL DECRETO 320

El otro factor que sumó gran inquietud en el mercado fue la extensión del decreto 320, que prevé el «congelamiento» de los precios de alquiler y la correspondiente renovación. En ese sentido, desde el Observatorio resaltaron que “lo que generó ese decreto fue mayor incertidumbre para los propietarios, y eso provocó que el mercado se rompa”.

Según precisó Beltramone, el precio de los alquileres arrastra un desfasaje cercano al 70 por ciento, si se toman en cuenta las actualizaciones en relación al año anterior. “Tenemos dos actualizaciones que no se aplicaron, y ahí es donde aparece el problema de los costos de actualización, producto del «congelamiento» por el decreto”, enfatizó.

Por su parte, Emanuel Canelli, de la Asociación de Inquilinos, reconoció que el mercado inmobiliario viene con una “retracción constante”, producto de la caída de la economía, y remarcó que esa situación se intensificó durante los meses de pandemia.

“El mercado inmobiliario viene en una retracción constante pero, más allá de que cada uno puede decidir qué hacer con su propiedad, creemos que esta no es la salida”, apuntó Canelli. Y agregó: “Pese a que vemos un paráte en los alquileres a partir de todo lo que pasó con la pandemia, nosotros creemos que sigue siendo un negocio rentable”.

Con respecto al decreto 320, que extiende el plazo de los contratos y los precios, el representante de los inquilinos confió que “lo que vemos es que hay muchos propietarios que lo utilizan como una excusa para pedirle a los inquilinos que dejen la vivienda, o que no se amparen en el decreto 320”.

Ante este complejo escenario, desde la Asociación de Inquilinos destacaron algunas alternativas. “Una salida podría ser empezar a poner la lupa sobre las propiedades deshabitadas, y llevar a que los propietarios pongan esas viviendas a disposición en el mercado del alquiler”, subrayó Canelli.

También admitió que a la entidad llegaron muchos reclamos de inquilinos, denunciando “maniobras complejas” a la hora de negociar contratos, propio de la incertidumbre que generó en los propietarios el decreto y la nueva ley de alquileres.

“Nos llegó gran cantidad de casos de inmobiliarias y propietarios que no quieren adherir al decreto. Parece que muchos quieren mantener la lógica del lejano oeste en el mercado inmobiliario”, exclamó Canelli, quien aclaró que “en este marco, el único que tiene la potestad para disolver un contrato de alquiler es el inquilino, y no existe la posibilidad de exigir un lucro cesante”. Y resaltó enfáticamente que “el decreto 320, que hace extender y prorrogar el contrato, sigue vigente”.

“Nosotros entendemos que la inversión inmobiliaria es la más segura de todas. Y, en ese marco, notamos un corrimiento de personas que tenían el inmueble para la locación y que ahora lo están movilizando hacia la venta. La gran mayoría lo hace por una cuestión de rentabilidad. Los decretos tampoco ayudan para nada al sector del alquiler, y todo eso desemboca en un corrimiento hacia la venta”, remarcó Diego Aguiló, presidente de la Cámara de Empresas Inmobiliarias de Rosario (Ceir). (Fuente: La Capital)