EL NEGOCIO DETRÁS DEL TORO CORDOBÉS CAMPEÓN MUNDIAL

Un ejemplar de la cabaña Corral de Guardia, de Villa Valeria, fue elegido en Estados Unidos como el mejor macho Brangus del planeta · El animal se llama Payanquén y sólo la venta de dosis para inseminación puede generar negocios por casi tres millones de pesos al año.

“World champion” (campeón del mundo). Esas palabras son las que todos los argentinos sueñan ver en los portales de noticias del planeta, acompañadas de una imagen de la selección de fútbol, el próximo 15 de julio, cuando termine la final de la Copa Mundial de Rusia. Para eso se necesitará, entre otras cosas, que Lionel Messi despliegue todo su potencial.

En la previa, la Argentina ya puede presumir de ese título, pero no por una actividad deportiva, sino por una productiva: un toro de la raza Brangus, criado en un establecimiento ganadero de Villa Valeria (420 kilómetros al sudoeste de la capital provincial, en el departamento General Roca) fue elegido como el mejor del mundo en Houston, Estados Unidos.

El “Messi” de los Brangus (raza obtenida de la cruza de cebuinos con Angus) se llama Payanquén y pertenece a la cabaña Corral de Guardia, propiedad de la firma Bellamar Estancias SA.

Ya venía con antecedentes: en julio de 2017 fue el Gran Campeón de la Exposición Rural de Palermo, la tradicional plaza en la que se eligen los mejores ejemplares de cada raza bovina del país, y por eso se ganó el derecho de participar en el certamen mundial, organizado este año por la Asociación Americana de Brangus.

Allí compitió contra ejemplares de 14 países en un concurso “virtual”: por razones sanitarias, los toros no viajan de un país a otro y los jurados eligen al mejor en base a fotos, videos y datos técnicos, como su tamaño, peso y la circunferencia del escroto.

Condiciones innatas

Fernando Foster es el gerente comercial de Bellamar Estancias y cuenta que, como los “ojeadores” en los clubes de fútbol que detectan los talentos en apenas un partido, “cuando nace uno de estos toros tan destacados, se reconoce al minuto uno, siempre tiene algo que lo destaca de los demás: son toros perfectos, bien de huesos, patas, color, orejas”.

Pero los campeones no se logran por azar: por detrás, hay un trabajo “táctico” de selección genética y transferencia embrionaria para lograr ejemplares que tengan lo que se denomina “aptitud carnicera”; es decir, que produzcan la mayor cantidad de carne y de buena calidad.

En este caso, Payanquén es hijo de Lonquimay, un toro que ya tuvo descendencia con premios: otro macho y dos hembras, una de las cuales también fue elegida Miss Mundo en 2015.

El genetista Gastón García, una especie de “director técnico” en Corral de Guardia, amplía: “Payanquén proviene de nuestro programa de trasplante embrionario, tiene un respaldo genético fuerte: además de Lonquimay, su madre es una de las donantes más importantes de la cabaña”.

En este contexto, Foster remarca: “Este es un Gran Campeón de Palermo. Sale uno cada tanto. Hay cabañas que nunca han podido tener uno. Es sacar un Messi”.

Negocio millonario

Por tratarse de un ejemplar de elite, tiene cuidados especiales: el toro vive en corrales apartados del resto de la hacienda y en el centro de inseminación, monitoreado en forma continua para evitar que pueda sufrir algún riesgo natural, como enfermedades.

También es alimentado con una dieta especial. “Es muy balanceada, con proteínas, minerales y energías, y se la raciona con una determinada cantidad por día dependiendo de su peso y de su edad”, explica García.

Para Foster, “es como tener un auto de primera línea: hay que ponerle la mejor nafta para que exprese todo su potencial, fundamentalmente al momento de competir”.

Si bien el negocio de Corral de Guardia no es estrictamente la venta de semen bovino, sino los remates de hacienda –comercializan unos 450 machos y hembras Brangus por año–, el gerente reconoce que obtener un ejemplar como Payanquén “amplía totalmente” el horizonte.

Mantener el animal “pensionado” con estos cuidados especiales cuesta unos tres mil pesos mensuales, a lo que se suman 40 pesos por cada extracción de semen; es decir, unos 436 mil pesos en 12 meses.

En ese período, el toro es capaz de producir 10 mil dosis, que se venden a 280 pesos cada una, es decir, siete veces más de lo que cuesta extraerlas. En resumen: si se venden todas las dosis, la facturación alcanzará a 2,8 millones de pesos en un año, de los cuales 2,3 millones (82 por ciento) serán ganancia.

Un dato extra: por ser un “Messi”, su semen se vende al doble que el de los otros toros de elite de la cabaña. Y su valor de mercado puede estimarse en no menos de dos millones de pesos, cifra que alcanzaría para comprar dos o tres pick-ups de las más vendidas en Argentina.

Según García, en general un toro con estos cuidados tiene una “vida útil” como reproductor de entre 10 y 12 años.

“Payanquén mínimamente va a aportar entre 60 mil y 80 mil dosis”, estima. Sólo hace falta multiplicar para entender cuál es el negocio detrás del toro cordobés campeón del mundo.

Centro de inseminación

El proceso

Aunque todo el proceso se realiza en el centro de inseminación, el método busca ser lo más natural posible para garantizar la calidad del semen del toro.

Cada extracción puede aportar entre 100 y 200 dosis, que se diluyen y envasan en diminutos tubos de plástico y luego se congelan en nitrógeno líquido a 180° bajo cero. Cuando se va a utilizar, se lo descongela y se inyecta en el óvulo de una vaca, del mismo modo que en el caso de una inseminación artificial en humanos. (Fuente: La Voz del Interior)

27 de Abril (Valor Local)