En todas las ficciones, cada vez que un hombre se enfrenta con diversas alternativas, opta por una y elimina las otras; en la del casi inextricable Ts’ui Pên, opta —simultáneamente— por todas. Crea, así, diversos porvenires, diversos tiempos, que también, proliferan y se bifurcan.

El jardín de los senderos que se bifurcan
Jorge Luis Borges
1941/1944

Por Juan A. Bracco

En unos pocos días terminará el segundo año de la pandemia e iniciará el último efectivo de gestión de Gustavo Bordet al frente de la provincia. El 2023 comenzará antes de que termine el 2022 y pondrá en marcha el mecanismo de relevo en la Casa Gris.

Bordet culminará formalmente su segunda gestión el 10 de diciembre de 2023 cuando le entregue los atributos del mando a otro entrerriano u entrerriana elegida en las urnas. Pero en rigor empezó a despedirse de la Casa de Gobierno ni bien reasumió hace dos años, cuando la pendiente en subida se transformó en bajada y el reloj de arena de la sucesión comenzó a correr.

El impacto de las últimas elecciones fue un fuerte sacudón que aceleró los tiempos. A pesar de los esfuerzos del oficialismo por despegarse de la paliza histórica que le dio Juntos por Entre Ríos en las urnas, con el argumento naif de que los comicios fueron nacionales y no se ponía en juego el poder en la provincia, el cimbronazo se sintió en la estructura del peronismo.

A partir de ese momento, cuando desde la gestión provincial intentaban una comunicación con las referencias territoriales, los teléfonos comenzaron a dar ocupado o a enviar a casilla sin que haya un llamado de vuelta, los mensajes de WhatsApp aparecían leídos pero sin contestación y cuando las había muchas veces venían con excusas a la hora de coordinar actividades conjuntas.

En el seno del poder esto se llama “síndrome del café frío”. Cuando un gobernante pide que le sirvan un café y el mozo se lo trae tarde y helado, es porque el poder se ha evaporado junto con el calor de la infusión.

Este año calendario que comienza será el último en el que el mandatario provincial podrá ejercer con toda la plenitud que le resta el poder con que fue investido. El 2023, como se explicará más adelante, será un año marcado por las elecciones, con la Legislatura paralizada y funcionarios buscando garantizarse algo.

Bordet tendrá que jugar un juego donde no se siente cómodo: el de las definiciones. Como Ts’ui Pên, ante un abanico de posibilidades, hasta ahora Bordet ha elegido siempre por todas (alguien podrá acotar: y por ninguna) y en algunos asuntos de trascendencia, como el déficit de la Caja de Jubilaciones, su gestión se asemeja a aquel jardín de los senderos que se bifurcan.

Por caso, al nombre de Gisela Schumacher para ocupar uno de los tres cargos vacantes en el Superior Tribunal deberá agregar dos más. Antes deberá optar por hacerlo con el acuerdo de la oposición o no.

Luego tendrá que ver si refuerza el poder omnívoro de la “familia judicial” y llama a mujeres juezas o si abre la ventana y ventila un poco la vetusta institución, que ha ido de escandalete en escandalete en los últimos años, con nombres de abogadas que ejerzan la profesión. También resta saber qué temperamento tendrá a la ahora de reglamentar el uso de agroquímicos en los campos de la provincia.

El día «D»

Pero la decisión sustancial que deberá tomar lo trasciende ya que determinará la continuidad o no del peronismo como partido de gobierno: ¿Adelantará las elecciones o se jugará un pleno a la reelección de Alberto Fernández?

De cómo encare este desafío dependerá si Bordet podrá pasarle el testimonio a otro justicialista o si lo dejará caer en los metros finales, cerrando de la peor manera la carrera: con Rogelio Frigerio saludando desde el balcón a Gregoria de la Puente con la banda cruzada y el bastón de mando en la diestra.

Hasta ahora, con la imagen del presidente devaluada y la administración federal enredada en sus propias contradicciones, la mejor chance de Bordet es adelantar los comicios provinciales, despegando la elección de gobernador e intendentes del escenario nacional.

Si es así, su boleto de salida tendrá destino de cabotaje y su nombre aparecerá en la boleta provincial como primer candidato de la lista de diputados, por caso, como hizo en su momento Sergio Urribarri para apuntalar al propio Bordet en su camino a la gobernación.

Si Alberto Fernández supera la negociación con el FMI y los datos de mejora de la economía se consolidan, crecerán sus chances electorales y también las de que la elección de autoridades provinciales se haga en conjunto con las nacionales. Bordet entonces podría aparecer como candidato al Congreso de la Nación: Entre Ríos renueva 4 bancas en dos años.

Habrá un jornada clave, un deadline para esta especulación: será el jueves 12 de enero de 2023, último día que tendrá el Gobernador para convocar a elecciones anticipadas en junio, con PASO en abril. Si ese día pasa en silencio, las votaciones provincial y nacional se harán en agosto (primarias) y en octubre (generales) junto con las nacionales.

Para llegar a esa fecha bien parada, la dirigencia deberá ponerse a trabajar apenas comience la actividad fuerte en marzo próximo. El despliegue territorial, la exposición de gestión y todo aquello que sirva para acumular capital político propio o sumar mérito para el “dedazo” tendrá que hacerse, pues, en 2022.

Los tiempos serán ajustados.

El cronograma

La última modificación electoral provincial le dio al Poder Ejecutivo la posibilidad de desdoblar las elecciones provinciales de las nacionales o hacerlas en conjunto.

Si se opta por la primera opción, la normativa vigente le impuso como condición que los comicios deben realizarse el segundo domingo de junio. En 2023 ese día será el 11 de junio. A partir de allí se contabilizan las demás fechas. Otro hito que fija es que las primarias abiertas, simultáneas y obligatorias (PASO) deben concretarse el segundo domingo de abril, es decir el 9.

Hasta 150 días antes de de las generales, el 12 de enero como ya se mencionó, el Poder Ejecutivo tendrá margen para hacer el llamado anticipatorio. Con posterioridad, y antes de que se cumpla un mes, las alianzas electorales deberán quedar conformadas. El plazo tope será el 8 de febrero de 2023. Diez días más tarde (es decir el 18 de febrero) deberán inscribirse las precandidaturas que competirán en abril siguiendo la alternancia que impuso la ley de paridad de género: un varón / una mujer.

Este principio se aplicará tanto en las nóminas legislativas como en las fórmulas de los ejecutivos provincial y municipal. Así, si el candidato a gobernador es varón la postulante a vice deberá ser una mujer. A la inversa, si es una mujer la que busca la intendencia de una localidad su vice tendrá que ser un varón.

A final de cuentas, el 12 de junio Entre Ríos podría amanecer con dos gobernadores que tendrán que convivir durante seis meses: uno recientemente electo con el apoyo de la mayoría de la población pero sin capacidad legal para tomar decisiones y otro con un poder formal y residual que seguirá al frente del Estado pero con su legitimidad para tomar medidas menguada. (Valor Local)