Mariano Garmendia: “Cada peso invertido en el INTA, se multiplica por once”

En el marco de la inauguración del edificio de 950 metros cuadrados, el INTA y la Universidad Nacional Arturo Jauretche firmaron el convenio de creación de la Unidad Integrada para la Agricultura Familiar Periurbana. Ambas instituciones nacionales trabajarán para potenciar la investigación, la vinculación regional y la formación de recursos humanos.

Del acto participaron Mariano Garmendia y Nacira Muñoz, presidente y vicepresidenta del INTA; Agustín Rossi, jefe de Gabinete de Ministros de la Argentina; Juan José Bahillo, secretario de Agricultura, Ganadería y Pesca de la Nación; Arnaldo Medina, rector de la Universidad; entre otros funcionarios de la provincia de Buenos Aires.

Respecto a la importancia del INTA para nuestro país, Garmendia aseguró que “El INTA es un actor relevante para enfrentar los desafíos del agro que se viene. Desafíos en términos de adaptación al cambio climático, mejora concreta de la seguridad alimentaria y del desarrollo rural, incremento de la productividad y de la eficiencia agrícola, pero con respeto del ambiente”.

Productores familiares

Durante el acto, Garmendia hizo hincapié en el valor de la ciencia y la tecnología pública y su contribución al desarrollo del país y destacó la importancia de trabajar en conjunto con los productores de alimentos para garantizar una mesa de alimentos sanos y accesibles.

“Hablamos del acompañamiento de cientos de técnicos del INTA a organizaciones, asociaciones y grupos de productores familiares a lo largo y ancho del país”, subrayó Garmendia quien puntualizó en la importancia de la agricultura urbana y periurbana en la producción de alimentos, la generación de empleo y el agregado de valor. “Los productores familiares y periurbanos producen los alimentos frescos que llegan a las mesas de los argentinos todos los días”, agregó.

Inversión del Estado

El presidente de la institución analizó el impacto positivo de la inversión que realiza el Estado en investigación agropecuaria, en el marco de una institución pública, y expresó: “Cada peso invertido en el INTA se multiplica por 11”. Así lo demostró un estudio que realizó el Centro de Economía y Prospectiva del INTA.

Entre los principales desarrollos del INTA, desde su creación en 1956 hasta hoy, Garmendia amplió sobre desarrollos de la institución que fueron resonantes, como la vacuna antiaftosa oleosa polivalente formulada por el científico Scholein Rivenson en 1970, que permitió extender el efecto inmunológico y sentó un antecedente mundial.

“Los retornos económicos seguramente han sido relevantes”, señaló Garmendia quien consideró que la declaración de la Argentina como “país libre de aftosa con vacunación” –en 1997– se atribuye parcialmente a la disponibilidad de esta vacuna.

Asimismo, mencionó la obtención de la primera cepa vacunal contra la Leucosis bovina, virus que afecta fundamentalmente al ganado lechero en la Argentina, países de América Latina y el Caribe, de América del Norte, Europa Oriental y de Asia. Puede provocar una reducción en la capacidad reproductiva del rodeo, así como una pérdida de la capacidad productiva y hasta un 10 % de mortandad de los animales. “El desarrollo de la vacuna contra la Leucosis bovina es una investigación que llevó más de 10 años de estudio y en la que participaron investigadores del Instituto de Virología y de la Estación Experimental Agropecuaria Rafaela (Santa Fe) junto con especialistas de la Universidad de Liege (Bélgica)”, destacó Garmendia.

Si hay tecnologías que trascendieron las fronteras –en la historia del INTA–, la siembra directa y los silobolsas con todo el know how, probablemente lideren el ranking. “Ambas tecnologías fueron fundamentales y permitieron que productores argentinos den el salto productivo”, indicó Garmendia y añadió: “Desde el INTA acompañamos el desarrollo de estas tecnologías desde el inicio y, estamos orgullosos de que hoy, los silobolsas –por ejemplo– se exporten a más de 50 países”.

Juan José Bahillo participó de la inauguración del edificio.

Por otro lado, “La siembra directa, entre otras tecnologías, le permitió al INTA ser un referente local, latinoamericano y mundial en la planificación de una producción sustentable que protege los recursos naturales en un mundo con cada vez mayor necesidad de alimentos”, destacó el presidente del INTA.

Gracias a la mejora genética y al perfeccionamiento de la tecnología en cultivos, la Argentina se destaca por el avance en cultivos como soja, maíz, avena, girasol, papa. Y en todas estas investigaciones se pueden encontrar retornos positivos, como la obtención de la primera variedad de algodón con fibras extra largas de la Argentina, que se destaca por su fibra fina y resistente, cuyo largo supera los 32 milímetros. Un factor clave que permitirá sustituir importaciones, disminuir costos y producir prendas de calidad con potencial de exportación.

Alianza entre conocimiento y producción

A su turno, Bahillo destacó el rol del Estado en fortalecer a sectores productivos y económicos menos visibles. Asimismo, habló sobre la alianza entre el conocimiento y la producción y la necesidad de desarrollar tecnologías y procesos que permitan mantener la competitividad en un contexto de cambio climático.

“El conocimiento, el desarrollo de las biotecnologías, de los bioinsumos y de los procesos productivos nos dan ventaja y nos permiten seguir teniendo los volúmenes y las escalas de producción que tenemos, pero teniendo en cuenta el componente social, el económico y el ambiental”, expresó y añadió: “El conocimiento tiene un rol determinante e insustituible de parte del Estado como política rectora de dirigir esa investigación, ponerle prioridades y objetivos”.