A fin de mes se giraron $ 65.000 millones al Tesoro. La expansión de dinero para financiar el déficit a esta altura del año es un síntoma preocupante, que podría complicar la baja de la inflación en los próximos meses.

El Banco Central tuvo que emitir $ 65.000 millones a fin de marzo para financiar al fisco, según reveló ayer la propia entidad. De esta forma, sumando lo que ya había emitido a principios de mes fueron un total de $ 135.000 millones en concepto de adelantos transitorios.

Si bien en el primer bimestre no hubo emisión para financiar al Tesoro, esto se revirtió en marzo y podría presionar sobre la cotización del dólar y los precios en los próximos meses. La previsión de economistas privados es que a lo largo del año la emisión monetaria vía adelantos transitorios o reparto de utilidades llegue a 1,5 billones de pesos. Se trata de una cifra menor a los 2 billones del año pasado, pero aún sigue siendo un número significativo.

Si bien la recaudación aumentó de manera sustancial respecto a marzo de 2020, la explicación estuvo sobre todo por el bajón del año pasado provocado por la pandemia. La necesidad de girar dinero fresco al Tesoro refleja que el gasto también se mantiene con un ritmo de crecimiento significativo.

La decisión del Gobierno de minimizar la suba de tarifas o incluso postergar cualquier incremento hasta fines de 2021 también tendría consecuencias, ya que aumentarán todavía más los subsidios. La única manera de cubrir este bache, según explicó el propio ministro de Economía, Martín Guzmán, sería con más emisión monetaria. La opción de colocar deuda en pesos es por otra parte acotada y de corto plazo.

El Gobierno está enfocado en mantener la estabilidad cambiaria al menos hasta las elecciones y al mismo tiempo en bajar la inflación gradualmente, luego del pico cercano al 4% que también se produciría en marzo (al igual que en diciembre y enero). Sin embargo, en la medida que no haya una verdadera contención del gasto y se vaya a un mayor equilibrio de las cuentas públicas, cualquier intento por mantener bajo control las variables financieras será de corto aliento. El peligro es generar una olla a presión que eventualmente podría estallar una vez que hayan transcurrido las elecciones legislativas.

Según el economista Fernando Marull, las compras del BCRA en el mercado cambiario habrían permitido que las reservas líquidas aumenten en alrededor de U$S 1.000 millones el mes pasado, aún cuando el stock prácticamente no tuvo variaciones. Fue el dato más significativo que dejó marzo y que seguramente se consolide en abril y especialmente en mayo, cuando ingrese la liquidación de la soja.

La llegada de los dólares de la soja deberá contrapesar el impacto inflacionario de la emisión. De hecho, lo que más entusiasma por estas horas al Gobierno son los dólares que ingresarán por las exportaciones agrícolas a partir de mediados de abril y especialmente en mayo. En el primer trimestre del 2021, la liquidación de las cerealeras llegó a USD 2.700 millones y marcó un récord. A partir de los altos precios de la oleaginosa, que se mantiene por encima de los USD 500 la tonelada, se multiplicará el ingreso de divisas. El Banco Central acumularía reservas de libre disponibilidad y así tendría más “colchón” para enfrentar los complicados meses preelectorales.

Lo que no está claro es si habrá más acceso a dólares para los importadores. El Central flexibilizó normas para el ingreso de bienes de capital, con el objetivo de fomentar la inversión. Pero no luce suficiente ni mucho menos. Las dificultades para conseguir los permisos hacen que tanto las industrias como los comercios remarquen más de la cuenta. Sucede que el costo de reposición es muy difícil de calcular, ahora no tanto por la cotización de la divisa, sino sobre todo por los problemas para conseguir permisos de importación. Y al reducirse la oferta de bienes es esperable que se produzcan saltos de precios por encima de lo que sucedería en una situación normal. (Fuente: Infobae)