La suspensión sólo alcanza a la línea de fabricación de las camionetas Alaskan y Frontier. La escasez de dólares, un problema al que no se le encuentra solución.
En la cadena automotriz argentina, terminales y autopartistas tienen una sensación compartida: en cualquier momento, cualquier de ellas puede verse obligada a paralizar sus fábricas.
Esta vez le volvió a tocar a la planta en Córdoba de Renault y Nissan, que decidieron suspender durante este martes 8 de noviembre sus líneas de fabricación de las camionetas Alaskan y Nissan (respectivamente) por falta de componentes importados.
Si bien hay autopartistas que manejan la información de que pararán martes y miércoles, fuentes ligadas a ambas compañías aseguraron que por ahora la parada se concretará el martes y que allí mismo se decidirá si la actividad productiva vuelve el miércoles o el jueves.
Las mismas fuentes aclararon que el resto de la producción de vehículos –Renault fabrica también los modelos Kangoo, Sandero, Stepway y Logan– sigue con normalidad.
El 20 de octubre pasado, la planta debió paralizar sus actividades por la falta de insumos, algo que en su momento se adjudicó al arranque del sistema de importaciones de la República Argentina (Sira), que implementó la Administración Federal de Ingresos Públicos (Afip) con la pretensión de ordenar el ingreso de mercadería del exterior, pero que terminó provocando faltantes a distintas industrias.
En aquel momento, la propia compañía esperaba no volver a tener este tipo de problemas, que los consideraba “coyunturales”.
Pero, por el contrario, los problemas se extendieron: en las últimas dos semanas frenaron en Córdoba la planta de Stellantis donde se fabrica el Fiat Cronos durante una jornada (paralizó un turno y el segundo trabajó en forma parcial) y la fábrica de tractores y cosechadoras de CNH Industrial durante dos días.
Según explican los empresarios del sector –en estricto off the record–, la mayor parte de las empresas logran la aprobación de sus importaciones en el Sira, pero entre 60% a 70% de los casos el Banco Central de la República Argentina (BCRA) entrega dólares para pagar las importaciones a plazos de 120 a 180 días; en el caso de las pymes, cuyas compras en el exterior son menores, pueden reducir este financiamiento obligado a 90 días.
El problema es que los proveedores externos no están aceptando estos plazos por una causa razonable: nadie sabe cuánto va a valer el dólar en 180 días y a qué precio se puede vender el producto fabricado. Por esta razón, las fábricas en Argentina en cualquier momento pueden quedarse sin componentes.
Lo cierto es que las empresas están viviendo el “día a día”, de ahí que algunas no pueden planificar ni siquiera con 48 horas de anticipación.
La semana pasada, el Gobierno nacional comenzó a liberar operaciones de importación a las empresas que pagan con dólares propios. Hay compañías que no tienen los dólares suficientes. Pero además, las que los tienen, deben abonar las operaciones al tipo de cambio oficial.
- GESTIONES A TODO NIVEL
Desde el ámbito empresarial reconocen que se están haciendo gestiones en todos los ámbitos oficiales y que hay buen nivel de diálogo. El problema es que chocan contra la escasez de dólares en el BCRA.
Este lunes, la autoridad monetaria debió vender U$S 150 millones para contener el aumento el tipo de cambio. En lo que va de noviembre, el BCRA se desprendió de U$S 390 millones, cuando en todo octubre se deshizo de divisas por U$S 498 millones, según datos de mercado.
Al respecto, Juan Cantarella, gerente general de la Asociación de Fábricas Argentinas de Componentes (Afac), asegura que desde la entidad “se hizo un relevamiento del parque de autopartistas locales, para brindar a las autoridades toda la información posible y facilitar decisiones en este contexto de restricciones cambiarias; pero, en este momento, la situación es sumamente dificultosa para las empresas”.
Por su parte, Ramón Ramírez, tesorero de la Cámara de Industriales Metalúrgicos y Componentes de Córdoba (Cimcc), destaca que trabajan para reunir la semana que viene a los legisladores de todos los partidos para nacionalizar el reclamo y advertir que el problema afecta a toda la metalmecánica. “Estamos ante una ruptura de suministros y una parada de producción de tal nivel que va a ser difícil seguir adelante”, dijo el empresario cordobés. (Fuente: La Voz)