El equipo económico partirá a EEUU en busca de apoyo

Con la vista puesta en el desarrollo del conflicto en Medio Oriente, que se intensificó con el ataque iraní a Israel del fin de semana, el ministro de Economía, Luis Caputo, el secretario de Finanzas, Pablo Quirno, y el presidente del Banco Central, Santiago Bausili, partirán este martes a Washington, donde participarán de la reunión de primavera (preparatoria de la Asamblea anual, en octubre) del Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial.

Caputo celebró el viernes pasado la reducción de la tasa de inflación al 11% que midió el Indec en marzo, pero aunque esa tendencia continuaría en abril -que por otra parte cargará sobre sí un fortísimo aumento de los precios de la electricidad- lo cierto es que son cada vez más y más sonoras las voces de economistas profesionales que alertan sobre inconsistencias del plan oficial.

Los entes financieros multilaterales con sede en la capital de EEUU, y en particular el Fondo Monetario, son la más asequible fuente de provisión de fondos frescos para hacer más creíble y viable el mantenimiento del actual mix de política económica, que si bien está produciendo una desaceleración de la tasa de inflación más rápida de lo que se auguraba a principios de año, tiene como contracara una profunda recesión, una creciente conflictividad política (con el Congreso, el sindicalismo, las provincias) y un fuerte encarecimiento de los precios internos en dólares, en la medida que el Gobierno se atiene a la pauta anunciada de aumento del 2% mensual del precio oficial de la divisa norteamericana.

  • AJUSTES PENDIENTES

La inflación del segundo trimestre estará traccionada por el ajuste tarifario: en abril el gas subirá 330% promedio para usuarios residenciales y en mayo comenzará la suba estacional por la llegada del invierno y la indexación del transporte y distribución. También se prevén fuertes aumentos en la electricidad.

El encarecimiento en dólares pone en entredicho las perspectivas de una salida de la recesión traccionada en buena parte por las exportaciones. Es cierto que en las próximas semanas se espera que gane ritmo la liquidación de las agroexportaciones, pero estas no ascenderían a los montos previstos a principios de año, tanto por la caída de los precios internacionales de los granos como por la de las previsiones de cosecha de maíz, atacado por la plaga de la “chicharrita”.

Los volúmenes maiceros, que llegaron a estimarse en 60 millones de toneladas, se calculan ya en 50 millones, con tendencia a la baja.

Argentina está ahora más cerca del conflicto en Medio Oriente, tanto por el reciente fallo de la Cámara de Casación Penal sobre la autoría iraní del atentado de 1994 a la AMIA como por las fortísimas señales de alineamiento con EEUU e Israel del gobierno de Javier Milei.

Además, hay otros desarrollos potencialmente adversos para la economía local, como el fortalecimiento del dólar (fuerza contraria a una recuperación del precio de los granos) y el inicio de una etapa de mayor aversión al riesgo en la medida que se desvanece la expectativa de una reducción de las tasas de interés en EEUU.

Una escalada del conflicto en Medio Oriente potenciaría todas esas tendencias, pues el consiguiente “vuelo a la calidad” apreciaría aún más el precio del dólar (además del oro y de los bonos de EEUU).

Cabe recordar que en lo que va del año el euro se devaluó 3,6% respecto de la divisa, la libra esterlina el 1,8%, el dólar canadiense 3,5%, el franco suizo 7,8% y el yen 8 por ciento. La Argentina quedaría en una posición muy incómoda en términos de comercio internacional si ese proceso continúa, mientras internamente el país se sigue haciendo más caro en dólares. (Fuente: Infobae)