La Empresa Pública de Alimentos distribuyó las primeras cajas de productos básicos. La vinculación con los productores y gremios.
Se construyó un nuevo espacio de organización para vincular al campo que alimenta y al trabajador que consume, con la mira puesta en acceder a una canasta de productos básicos a precios razonables.
Así nació la Empresa Pública de Alimentos (EPA) que la semana pasada debutó con una experiencia piloto con los sindicatos docentes. Se distribuyeron mil cajas de 15 productos alimenticios secos a $ 17 mil, “un 40% por debajo del precio de las segundas o terceras marcas de supermercados”, señaló el referente de Ciudad Futura.
Para el emprendimiento fue clave la alianza estratégica que la recién estrenada empresa realizó con la Federación de Cooperativas Federadas (Fecofe), una entidad que reúne a cooperativas productoras de alimentos de distintas provincias. Su presidente, Juan Manuel Rossi, explicó que pequeños productores, cooperativas y empresas recuperadas aportan para cumplir el objetivo común de “ofrecer alimentos sanos a un precio justo”.
“La EPA es un dispositivo que intenta encontrarle la vuelta a un problema que ningún gobierno pudo resolver: por qué en un país que produce alimentos, la inflación siempre está encabezada por ese rubro”, explicó Monteverde, quien convocó a transitar una alternativa “que no sea la del control de precios, que fracasó, ni la de la lógica de autorregulación del mercado, que nos llevó a la actual crisis”.
Esta tercera vía, señaló, es la de la “gestión social”, con los distintos sectores organizándose para resolver los problemas, con una perspectiva de escalar las experiencias concretas a políticas públicas. Al final del camino, la creación de una empresa pública de alimentos a nivel nacional, es lo deseable. Pero “no como se planteó en su momento el debate orientado a una centralidad estatal manejada desde Buenos Aires sino como una construcción social, que sí debería tener apoyo del Estado”, agregó.
La historia del cooperativismo y el mutualismo santafesino es una guía pero también la experiencia de los distintos proyectos que promovió Ciudad Futura. En el caso de los alimentos, con el tránsito desde el tambo La Resistencia, la industria láctea, la Misión Antiinflación y la EPA. “Para nosotros, como siempre, es importante mostrar que esta lógica se puede escalar, ver que si logramos esto solos se puede potenciar en la medida que se involucren los gobiernos”, señaló el edil rosarino.
Detrás hay una nueva dinámica política: “Le ponemos mucho trabajo a materializar las ideas; ¿Hay un modelo productivo diferente, en el cual la gente pueda quedarse a vivir en el campo y en las ciudades paguemos precios adecuados por productos de mejor calidad? Sí, con la Empresa Pública de Alimentos damos el primer paso y vamos contagiando”.
Una pata importante de la experiencia piloto fue el acuerdo con los sindicatos docentes, Sadop, Coad y Amsafé, cuyos trabajadores están entre los más castigados por la actual política económica. El primer objetivo de la caja, apuntan, es llevar “un alivio a los sectores medios que, incluso teniendo un trabajo, no llegan a fin de mes”.
La caja que se distribuyó entre estos gremios, pero que pronto estará disponible para el acceso directo, contiene aceite, arroz, harina, té, azúcar, yerba mate, fideos, puré de tomates, lentejas, porotos, garbanzos, polenta, dulce de leche, premezcla para buñuelos de espinaca y talitas. Hay productos elaborados por los asociados a Fecofe y otros fraccionados en las instalaciones de la empresa pública. (Fuente: La Capital)