Es el porcentaje de incrementos que les permitió la Secretaría de Comercio Interior a las empresas cuyas categorías fueron deslistadas de Precios Máximos. Mientras, avanzan con la nueva canasta.

La semana pasada, la Secretaría de Comercio Interior cumplió con su palabra y quitó del control de Precios Máximos a 36 categorías de productos de consumo masivo, tal como les venía prometiendo a las compañías fabricantes. La propuesta oficial a las empresas era liberarlas del congelamiento a cambio de que se comprometan a aportar entre 3 y 5 productos que conformen una nueva canasta básica de 120 ítems que pueda comercializarse a precios económicos en supermercados, almacenes y autoservicios de todo el país. Pese a las dudas del sector privado en un contexto en el que la inflación no cede, el Gobierno ejecutó su plan.

Si bien las categorías de la canasta básica aún quedaron bajo el paraguas de la resolución 100 –que en marzo del año pasado dispuso el congelamiento–, las que finalmente quedaron liberadas subirán sus precios –si es que ya no lo hicieron– en los próximos días. Como ya ocurrió las veces anteriores que Comercio Interior deslistó categorías, las empresas pueden aumentar, aunque no libremente. La secretaria Paula Español, o algún miembro de su equipo, se encarga de remarcarle a cada compañía qué porcentaje de suba tiene autorizada.

Los mayores aumentos fueron otorgados para los arroces y los encurtidos, aceitunas y pickles (recibieron 8% de autorización)

En este caso, los incrementos habilitados oscilan entre 5% y 8%, de acuerdo con lo que pudo corroborar Infobae de fuentes de varias empresas. Las compañías tienen una ventana hasta el 8 de junio para ajustar sus listas, según se les informó, y luego el Gobierno va analizando, en función de la evolución de la inflación, si va autorizando más aumentos.

En base a los sistemas de información vigentes, como Precios claros y el SIPRE, la Secretaría tiene un estricto seguimiento de lo que sucede en las góndolas con todos los precios. De hecho, circuló en las últimas semanas –lo publicó este medio– un archivo de Excel a partir del cual el Gobierno sabe si la empresa y la cadena de supermercados cumplieron o no con la pauta de ajuste requerida. Con un semáforo rojo marca a las empresas que aumentaron en exceso; en amarillo, a las que incumplieron pero levemente; y en verde a las que ajustaron los porcentajes autorizados. Después está la otra realidad: la que sucede en el canal tradicional, es decir, autoservicios independientes y almacenes, donde nunca se cumplieron los precios máximos.

¿Cuáles son las categorías en las cuales el consumidor registrará incrementos a partir de la flamante resolución de Comercio Interior? Son 36, y abarcan desde aceite de oliva y otros aceites; tostadas y grisines; edulcorantes; saborizadores; arroz (excepto largo fino); encurtidos, aceitunas y pickles; harinas leudantes y premezclas; horneables y gelificables; pastas frescas; milanesas de soja; productos congelados en base a vegetales procesados; suplementos vitamínicos; tapas de empanadas y tartas; óleo calcáreo; apósitos y protectores mamarios; amargos; jugos; leche Infantil; queso rallado y queso crema; crema de leche; dulce de leche; manteca y margarina; yogur, postres y flanes; hasta esponjas y guantes.

También incluyeron a trapos y paños; destapacañerías; toallas húmedas desinfectantes; perfumes y colonias; coloración del cabello; pañales para adultos; algodones e hisopos; esmaltes y quitaesmaltes; preservativos y geles íntimos; productos para depilación; helado y hielo; y otros accesorios de limpieza.

Si bien muchas de estas categorías no inciden en el Índice de Precios al Consumidor (IPC), hay otras que sí, por lo que se espera que estas subas tengan alguna incidencia en la inflación

Los mayores aumentos fueron otorgados para los arroces y los encurtidos, aceitunas y pickles (recibieron 8% de autorización), en tanto que el menor (5%) fue para edulcorantes; productos vegetales congelados y toallas húmedas desinfectantes. Los lácteos, en tanto, subirán 7 por ciento.

Si bien muchas de estas categorías no inciden en el Índice de Precios al Consumidor (IPC), hay otras que sí, por lo que se espera que estas subas tengan alguna incidencia en la inflación. La demora del Gobierno en permitir estos deslistamientos tiene justamente que ver con el hecho de que la suba de precios no se estaba desacelerando y no daba lugar al fin de Precios Máximos. Ahora tampoco sucedió. El IPC sigue mostrando cifras mayores a las esperadas. Pero Comercio ya no tenía más margen para seguir postergando una decisión que, de todas formas, le viene generando filtraciones por todos lados. Con productos “mellizos” o con aumentos en otros canales, los precios de los alimentos envasados comenzaron a acelerarse más con el correr de los meses. Y el Indec lo refleja claramente en sus informes de inflación.

En abril, el IPC mostró un alza del 4,1% y los alimentos subieron 4,3% respecto de marzo. Y no sólo trepó la carne entre 4% y 7%, sino también otros productos que están bajo el control de la resolución 100 y que no habían sido deslistados hasta ese momento.

El ejemplo más claro es el del arroz blanco simple, cuyo precio se incrementó en un mes 14,2%. Las hamburguesas congeladas, 13,5% y las salchichas tipo viena, 8,8%. Pero lo que más escaló fueron los lácteos, con aumentos de hasta 22,4% en el caso del dulce de leche, o 18,2% la manteca. (Fuente: Infobae)