El mercado volvió a sorprender con cotizaciones del dólar inmutables a la escalada del ruido político. Más aún, todas las cotizaciones libres de la divisa cerraron a la baja. La brecha cambiaria bajó ayer de 28%, el segundo nivel más bajo desde que se devaluó el 14 de diciembre último.
Distinto fue el caso de los bonos soberanos, que sí acusaron algún impacto que se diluyó con el correr de las horas para ubicarse en precios 0,7% abajo sobre el cierre.
Ese desempeño aplacó los temores iniciales respecto de la reacción del mercado al tembladeral político y dejó paso a que se instalara otra pregunta: hasta qué punto las variables financieras quedaron blindadas del disruptivo estilo de Milei y qué tan profundo caló el mensaje de ajuste fiscal “cueste lo que cueste” que transmite el Gobierno. Más aún, la duda de si ese mensaje, por ahora respaldado con el superávit de enero, es suficiente para despejar cualquiera de los temores que asoman. Los temores que asoman respecto de la sostenibilidad técnica y social del ajuste y también sobre la gobernabilidad.
Lo cierto es que, por el momento, existe una variable por encima que incide por encima de cualquier otra y resulta en un bálsamo para los inversores: a contramano de todas las preocupaciones que se extendieron hasta fines del año pasado desde principios de mes se registra un ingreso de divisas inusual para febrero que permite sostener la calma en el segmento del dólar financiero, abastecer la moderada demanda de los importadores cuyo acceso crece levemente cada mes y, al mismo tiempo, seguir comprando reservas. Sin ir más lejos, con un acceso del sector privado a USD 388 millones -récord desde octubre- en el mercado oficial, el Banco Central pudo retener unos USD 73 millones. Los dólares son, por ahora, más fuertes que los temores.
“Hubo un leve rebote en los primeros minutos de la rueda, por el choque político con el gobernador de Chubut. Sin embargo, luego las ventas de los exportadores hicieron lo suyo y el dólar terminó la jornada en niveles similares a los del viernes”, detallaron desde IEB, donde consideraron que “el flujo de los exportadores sigue pesando mucho más que el ruido político. Simplemente el mercado no puede absorber las ventas de los exportadores”.
En ese sentido, la acumulación de reservas es la cifra que se monitorea prácticamente con obsesión. El inesperado ingreso de dólares ayuda a crear un puente dorado hasta abril, cuando entren los dólares de la cosecha. A costa de una fuerte caída de la actividad económica, ese tránsito podría ser algo más sencillo de lo que se preveía. Faltan cuatro semanas para alcanzar el oasis.
“El mercado le ha dado un primer paso de esperanza al esquema financiero oficial, pero sujeto a que pueda sortear las tormentas políticas y sociales”, señaló de todos modos VaTnet Financial Research en su informe diario mientras que para EcoGo, la consultora de Marina Dal Poggetto, una de las economistas más escuchadas en el mercado “las declaraciones de los gobernadores de ambos lados de la grieta aumenta el riesgo de que el DNU sea vetado si ambas cámaras (del Congreso) lo rechazan, mientras sigue sin reformularse la estrategia después del traspié con la Ley Ómnibus’”. El párrafo hace alusión a otro test clave que enfrentará el Gobierno esta semana: el jueves comienza a sesionar la comisión bicameral que tratará de DNU 70/23, la primera gran medida de gobierno de Milei, Es de suponer que un nuevo revés en el Congreso a las reformas que contiene sería un duro golpe en el mercado. Sin embargo, si para ese momento los dólares siguen entrando tal vez el impacto quede amortiguado otra vez. (Fuente: Infobae)