Balance de 2022 y desafíos para 2023.
Por Julián Moreno, Presidente de la Asamblea de Pequeños y Medianos Empresarios (APYME)


Las Pymes y el conjunto de los sectores productivos comenzamos 2022 con buenas perspectivas, en parte bajo el impulso de la recuperación sostenida de la actividad y el consumo, así como un bajo compromiso de divisas vinculado al pago de deuda pública externa, que había logrado “patearse para adelante” mediante sucesivos acuerdos con los acreedores privados y con el FMI. Y en eso llegó la guerra de Ucrania.

Julián Moreno, presidente de Apyme

En aquel momento se previó que el ingreso de dólares adicionales por el alza internacional de los granos compensaría los egresos necesarios para cubrir las importaciones de energía, también con precios internacionales en alza por el conflicto.

Pero no resultó de este modo. Por una parte, hubo movimientos especulativos que agrandaron la “brecha cambiaria”. Por otra parte, los intereses del principal complejo exportador de nuestro país resultaron, una vez más, incompatibles con las necesidades del conjunto de la economía.

Junto con un fuerte desequilibrio de la balanza de pagos se fue evidenciando la escasez de divisas y las dificultades para afrontar los desbalances del mercado cambiario y solventar las indispensables importaciones para el sistema productivo, frenándose así el ritmo de crecimiento.

A estas condiciones se sumó el abusivo accionar de los grandes grupos concentrados formadores de precios y proveedores de insumos difundidos, locales y extranjeros, que alimentó los altos índices de inflación, con el consiguiente incremento de los niveles pobreza e indigencia.

APYME se ha pronunciado por un manejo efectivo de las herramientas públicas por parte del Estado nacional para controlar precios, junto con la búsqueda de soluciones de fondo para ejercer la soberanía alimentaria en un país rico en este y muchos recursos naturales. Es una deuda con el conjunto de la sociedad que debe resolverse de modo urgente.

Desafíos para 2023

Existen legítimas expectativas sobre el nuevo Gobierno de Lula en Brasil y las posibilidades de retomar el crecimiento para nuestro principal socio comercial, con el consiguiente beneficio para el intercambio con la Argentina.

También son factores positivos la finalización del gasoducto Néstor Kirchner; las inversiones anunciadas por China en obras de infraestructura, que se suman a las enunciadas en el Presupuesto nacional, y la maduración de proyectos vinculados al litio por parte de YPF, más el constante crecimiento de la producción nacional de hidrocarburos.

En el plano internacional lamentablemente se espera que la guerra en Ucrania continúe, con las consecuencias conocidas sobre los precios de la energía, la reducción del crecimiento de buena parte de nuestros socios comerciales y el consiguiente impacto sobre nuestras exportaciones.

Por otra parte, sortear exitosamente 2023 requerirá de un fuerte control público de las reservas internacionales, con un manejo inteligente de las mismas que permita cerrar la “brecha cambiaria”, y evitar corridas por parte de los actores especulativos ante las alternativas propias de un año electoral, considerando también el condicionante de las metas acordadas con el FMI.

En 2023 una vez más el destino del país se juega en la pugna de dos proyectos divergentes: por una parte, un modelo que intenta conservar las condiciones necesarias para un futuro desarrollo, lo que necesariamente debe incluir el control del Estado sobre las empresas estratégicas, los recursos naturales y el sistema de la seguridad social como herramienta fundamental para impulsar el consumo y la actividad.

Por la otra, un proyecto de signo liberal, de ajuste ortodoxo y privatizador, con inserción global primaria, financierización sin límite de la economía y apertura irrestricta de las importaciones, en el que las pymes veríamos gravemente reducido nuestro mercado interno y se internacionalizarían totalmente los costos de los insumos y las materias primas, con serio riesgo para la supervivencia de nuestras empresas.

Desde APYME continuaremos impulsando, en cambio, la profundización de las políticas que aseguren un mercado interno pujante y exportaciones con alto valor agregado. Para eso hace falta una fuerte apuesta a las inversiones en el sistema científico tecnológico, tan fundamentales como las de Educación y Salud.

Solo mediante una transformación de la matriz productiva y una mayor progresividad en la distribución del ingreso podrán generarse las condiciones para generar más y mejor empleo e ir reduciendo los niveles de pobreza de nuestra población, con vistas a construir una sociedad más justa y equitativa. Es nuestro principal desafío.

(Fuente: APYME)