Las exportaciones de carne vacuna de la Argentina crecieron durante el primer bimestre 19,6% respecto al mismo período de 2022 hasta las 146.800 toneladas equivalentes a res con hueso, debido a una mayor demanda de China, indicó un informe del Mercado Ganadero RosGan.

No obstante, en valor los envíos registraron una merma del 27% en comparación con el primer bimestre del año pasado y se ubicaron en US$ 421,5 millones, como consecuencia de una fuerte caída en los precios pagados por el gigante asiático.

Según el trabajo elaborado por RosGan, «usualmente los dos primeros meses del año no son períodos de fuerte nivel de embarques para Argentina», producto de una menor demanda de mercadería por parte de China por las festividades del año nuevo lunar que se desarrollan durante parte de enero y febrero.

Sin embargo, «este año China siguió comprando a un ritmo muy sostenido durante ambos meses», ya que los datos de salida desde la Argentina muestran compras por unas 55.000 toneladas mensuales, un 22% más que lo registrado a igual fecha del año pasado.

«Claramente, las necesidades de abastecimiento de carne vacuna por parte de China son crecientes», explicó el trabajo.

De acuerdo a las últimas proyecciones del Departamento de Agricultura de Estados Unidos (USDA), la necesidad de importación de carne vacuna ascendería este año a 3,5 millones de toneladas, lo que «supone el mayor número antes registrado por el gigante asiático».

Hasta el momento, las cifras de importación correspondientes al primer bimestre del año dadas a conocer por la Administración General de Aduanas de China arrojaron unas 423.000 toneladas de carne vacuna, lo que representa un aumento del 37% respecto de lo importado un año atrás.

En este sentido, la irrupción de la Peste Porcina Africana (PPA) a mediados de 2018 aceleró en cierto modo el cambio de dieta que se venía gestando muy lentamente en China, a raíz de la necesidad de cubrir de manera inmediata el faltante de carne de cerdo con otras fuentes de proteína animal.

Con nuevos casos detectados en los últimos meses, esta tendencia podría agudizarse y el gigante chino comenzar a demandar más carne vacuna.

Sin estar todavía ese escenario plasmado en su totalidad, la analista del RosGan, María Aiassa, estimó que las exportaciones argentinas, de no mediar una situación de rebrote grave de la enfermedad, podrían ubicarse en torno a las 760.000 toneladas embarcadas el año pasado.

«En cuanto a expectativas para el año, a priori y sin considerar este evento de la PPA en China que puede llegar a modificar el escenario, las exportaciones argentinas deberían ser similares a las del año pasado. La seca ha impulsado una salida de hacienda importante, y parte de eso es vaca y toro que sale para exportación», dijo Aiassa a Télam.

Según analistas chinos, un rebrote grave de la enfermedad podría significar perder el 10% del stock de animales, equivalentes a las pérdidas de cinco millones de toneladas de carne porcina para consumo local.

En esta línea, vale decir que «para nuestro país, la irrupción de la PPA en 2019 implicó un incremento de las compras chinas del 70% respecto de los volúmenes que venía comprando hasta 2018 y un incremento de los precios de más del 20% en el promedio anual, alcanzando hacia fines de aquel año valores máximos de US$ 5.500 por tonelada, como promedio mensual».

Hoy los precios se ubican 26% por debajo de los valores promedios de julio pagados por China y, en este sentido, Aiassa indicó que «en el corto plazo no hay indicadores de mejora en precios».

«Localmente, va a seguir saliendo mucha oferta de hacienda que la industria debe colocar, sumado a un Brasil nuevamente habilitado para China, donde a su vez, el mercado local va a estar muy abastecido por carne de cerdo que se está liquidando. No es un escenario propicio para la readecuación de valores», comentó la especialista.

En cuanto al mediano plazo se plantea un escenario «muy incierto aún, pero entiendo que esta matanza anticipada va a generar un faltante que se trasladará a precios, tal como sucedió anteriormente. Pensemos que ya partimos de un balance de oferta y demanda muy ajustado, con lo cual toda demanda adicional que aparezca de manera inesperada, va a impactar en precio», concluyó Aiassa.

(Fuente: Télam)