Importante caída del consumo de carne vacuna

El volumen anualizado del primer bimestre fue de 44 kilogramos per cápita, 4,5 kilogramos menos que en el cierre de 2023 y en niveles cercanos a la salida de la pandemia. Los precios se mantienen estables frente a los debilitados bolsillos de los consumidores.

El consumo de carne vacuna mostró una sensible caída en el primer bimestre del año y se ubicó en mínimos históricos, un proceso que no es nuevo pero que se profundizó en los primeros meses del gobierno de Javier Milei por la fuerte pérdida del poder adquisitivo. En paralelo, los precios se mantienen estables frente a una demanda que no convalida más aumentos en los mostradores.

Un informe del mercado ganadero de la Bolsa de Comercio de Rosario (Rosgan), precisó que el consumo aparente anualizado de carne vacuna en el primer bimestre fue de 44 kilogramos per cápita. Es una baja considerable, de 4,5 kilogramos, frente a los 48,5 kilogramos que registraron para el último bimestre del 2023.

“Si bien la tasa de inflación mensual parece haber comenzado a ceder, aún se encuentra en niveles sumamente elevados para un consumo prácticamente agotado”, resaltó Rosgan. La medición tomó datos de la Cámara de la Industria y el Comercio de Carnes y Derivados de la República Argentina (CICCRA).

El informe de Rosgan resaltó una paradoja interesante que comenzó a reflejarse desde el segundo semestre del año pasado: existe una menor oferta de carne vacuna producto del impacto de la sequía en la cantidad de ganado, pero los precios se mantienen estables.

En efecto, los últimos datos informados por el Instituto Nacional de Promoción de la Carne Vacuna Argentina (Ipcva) mostraron para febrero un aumento promedio del 4,2% mensual en la carne vacuna, por debajo del 13,2% que arrojó el Índice de Precios al Consumidor (IPC) del Indec tras varios meses con variaciones por encima de la inflación.

“El dato sin duda refleja el freno que está poniendo el consumo, en un contexto en el que a su vez el resto de los bienes y servicios también vienen sufrieron importantes subas y la capacidad de compra de los salarios se deteriora significativamente”, remarcó Rosgan.

Por otro lado, el informe realizó un repaso de la trayectoria del IPC, el índice de salarios y el precio de la carne vacuna, medidos en términos interanuales. Allí observaron que los salarios en Argentina terminaron 58 puntos atrasados respecto a la inflación. A eso se suma el fuerte aumento de la carne en aquel momento: el último mes de 2023 mostró una suba del 345%, muy por arriba del 211,4% del IPC.

Los precios de la carne suelen aumentar entre marzo y junio, a partir de un consumo que se normaliza tras el final del receso de verano y la vuelta a clases. Sin embargo, Rosgan no espera aumentos significativos en el contexto actual.

A los debilitados bolsillos de los consumidores se le suma la competencia con productos sustitutos, principalmente pollo y cerdo, que fueron ganando terreno en la ingesta total de carne de los argentinos durante los últimos años.

Por otro lado, Rosgan hizo referencia a la decisión del Gobierno de facilitar importaciones de alimentos y productos de la canasta básica para bajar los precios. “Si bien en el caso de la carne vacuna no se espera un efecto directo por ingreso de producto, sí se espera sentir el impacto de una mayor oferta de otras carnes, especialmente de cerdo, cuyos valores más económicos ya generan una fuerte competencia en los mostradores”, comentaron.

El año pasado los números de consumo de carne vacuna mostraron una suba a pesar de que la inflación acumuló 211,4% y fue la más alta en más de tres décadas. “En términos per cápita, según datos oficiales, en 2023 el consumo de carne vacuna alcanzó los 52,4 kilos anuales registrando un aumento del 7% respecto de los 49 kilos per cápita resultantes en 2022. En tanto que, en materia de precios, contrariamente a lo percibido por el consumidor, la carne vacuna -descontando el componente inflacionario- registró una baja promedio del 7% anual”, concluyeron. (Fuente: Infobae)