En una veintena de pequeñas y medianas empresas entrerrianas hacen lo necesario para retener granos producidos en la provincia y darles el agregado de valor que multiplica puestos de trabajo.

Se trata de las compañías que están diseminadas en diversos pueblos y se dedican al extrusado y prensado de soja. Su objetivo comercial es servir con un alimento de calidad a las granjas de pollos, huevos, cerdos e incluso feedloteros y tamberos. Pero quieren más, mucho más.

Pretenden acelerar en los procesos de tecnificación para producir bio combustibles, como ya lo hacen santafesinos y cordobeses. “La Cámara de Bio Pymes reúne a la mayoría de las plantas de Entre Ríos y trabajamos juntos en los temas comunes, no solo en la provincia sino en el ámbito de la Región Centro” dijo Pablo Sánchez.

El titular de la entidad se mueve a una velocidad que supera la crucero con la motivación de retener granos logrados en la zona, industrializarlos en las plantas y el resultado entregarlo al sector primario para mantener el circulo virtuoso que inicia en la proteína vegetal y termina en la animal.

“La Cámara es un lugar donde los productores pueden llevar su mercadería en momentos complicados de cosechas y más aún es un servicio para las granjas avícolas que demandan nuestros productos para sus sistemas de producción. Nuestro servicio es cercano al productor, nos adaptamos a sus necesidades” sentenció el dirigente.

Contó que en la Argentina hay dos sistemas de extracción de aceite; uno es por solventes y lo hacen las grandes empresas; y el otro es a través de temperatura y fricción, que es donde se destacan extrusadores entrerrianos. Describió que elaboran expeller de soja y aceite desgomado. El aceite tiene como destino las plantas de biodisel, el mercado interno y algo de exportación; y el expeller va a las granjas. Puntualizó que “en nuestro caso le damos una vueltita más haciendo un segundo proceso en una planta de texturizado para consumo humano. La idea es siempre sumar valor agregado”.

Ponderó que el plan incluye crecer en el ámbito de los bio combustibles; necesitan esa alternativa para impulsar la actividad que genera trabajo del bueno: blanco, privado y registrado. El productor, planifica Sánchez, podría entregar soja y llevarse expeller y biodisel. Esta actividad tiene un sistema de comercialización al servicio del productor. Podrán, entonces, elaborar biodisel y vendérselo a un productor que lo consuma en sus maquinarias ya que la venta libre aún no está permitida.

Al trazar un panorama, apuntó: “Veo un futuro de crecimiento, esto es una alternativa viable para Entre Ríos. El proceso de extrusado y prensado se tecnificó mucho, todos tenemos nuestros laboratorios e industrializar soja es importante para frenar la salida de granos, queremos que quede acá todo lo que sea posible para darles valor agregado”

Definió de complicada la importación de insumos para la actividad, pero a su vez dijo que “aparecieron empresas nacionales que fabrican piezas que nosotros necesitamos y vamos resolviendo el problema”.

La extrusión consiste en compactar un material orgánico luego de someterlo a determinados tratamientos para la extracción de sus líquidos a fines de lograr forma y propiedades determinadas.

Cada una de las 20 industrias extrusadoras entrerrianas emplean, promedio, a 10 personas cada una. Se estima que el rendimiento de cada planta es de 60 toneladas diarias a partir de procesar cerca del 15% del total de soja producida en provincia.

Lo relevante de esta industria es que todo lo producido queda en la provincia generando una importante cantidad de empleo directo y también indirecto a partir de las actividades relacionadas, como el transporte, el comercio y la industria metalmecánica que multiplica su actividad para proveer tecnología al extrusado.

(Fuente: CampoenAcción)