Informe: Consecuencias del cese temporal de exportaciones avícolas

El cese de las exportaciones de productos avícolas, fruto del ataque de la Influenza Aviar en aves de corral ya detectado en el sur argentino, impactará de manera decidida en los ingresos económicos de industriales y granjeros. Es de esperar, por una simple regla de la oferta y la demanda, que los excendentes se vuelquen al mercado interno desplomando los valores.

A priori, de suceder tal cosa, los consumidores conseguirán maples de huevos y cortes de pollo a precios muy bajos; lo que redundará en un beneficio directo a la economía familiar. Una mirada a mediano plazo pondrá el crisis a un sector que en la provincia es dador la frioelra de 22.000 puestos de empleo.

Rodolfo Acerbi, vice presidente de Senasa y voz cantante en la lucha sanitaria de marras, indicó que el cierre de las ventas internacionales es temporal hasta que se ponga bajo control el evento detectado en Río Negro. Por lo pronto, la mandataria de esa provincia, Arabela Carreras, salió a pedir plata fresca para atender las urgencias de sus productores y procesadores. Teme un corte de la cadena de pagos, tan temporal como pueda Acerbi volver las cosas a la normalidad.

En ese entramado Entre Ríos prende velas para que nada suceda en materia de apariciones de Influenza Aviar atento que aquí la cadena de valor es esencial para activar los resortes de la economía privada.

Un relativamente reciente informe sectorial publicado por Campo en Acción hace seis meses, cuando ni noticias había del flagelo, da cuenta de que el mercado aviar argentino presentaba una marcada inclinación hacia el consumo interno, ya que el país posee un consumo per cápita sustantivamente alto. Sin embargo, debido al gran volumen de producción, parte de ésta se exporta a varios países del mundo. De hecho, la ratio exportaciones/ producción era del 9,6%, haciendo que el 90,4% de lo producido sea consumido internamente.

Si bien se observaba que la faena, la producción y el consumo aviar en el primer semestre de 2022 disminuyó muy levemente respecto al primer semestre del año previo, este sector en general muestra una buena dinámica.

Se recordaba que la mayor parte de los pollos de engorde argentinos son producidos por grandes empresas integradas verticalmente que gestionan la mayor parte de las diferentes etapas de la producción de carne aviar, desde la crianza de reproductoras pesadas hasta la comercialización, productos procesados y subproductos de la industria.

Según datos recogidos de Coninagro, en Argentina existen aproximadamente 6.500 granjas productoras; las cuales se ubican mayormente en Entre Ríos y Buenos Aires, con el 83% de la producción registrada en esas dos provincias.

A su vez, la faena total en promedio en los últimos cinco años ha traspasado la barrera de los 700 millones de animales. Durante el primer semestre de 2022, la faena representó 367 millones de cabezas, un 2% por debajo del primer semestre del año anterior. En tanto que la producción dejó en los primeros seis meses un total de 1,12 millones de toneladas de carne aviar.

Según datos oficiales de julio de 2022; en los primeros siete meses de 2022 la faena aviar superó los 430 millones de cabezas, un 1% superior respecto al mismo período de 2021, donde la faena alcanzó los 425 millones de cabezas.

En base a los datos extraídos del informe de Avicultura y Producción Anual de Argentina elaborado por el Departamento de Agricultura de los Estados Unidos, puede afirmarse que, durante los primeros ocho meses de 2022 la producción de carne aviar creció alrededor de un 2% en comparación con 2021.

Los datos del primer semestre de 2022 indicaban un volumen de producción de carne aviar que totalizaba 1,12 millones de toneladas, lo que significa una disminución del 2% respecto del mismo período de 2021. Es curioso mencionar que, en el mes de mayo de 2022, la producción exhibía una recuperación de 1,6% frente al año anterior.

Al dar cuenta del futuro, sin tener noticias de la Influenza, el mismo informe proyectó que la producción de carne de pollo para 2023 aumentará a 2,38 millones de toneladas, como consecuencia de una mayor demanda tanto interna como externa. A su vez, indicaban que la capacidad instalada era aún mayor, y que el sector tenbía margen para aumentar la productividad hasta más allá del 10% con la adecuada inversión.

Tales pronósticos, por lo pronto, ahora caen en compas de espera, al menos hasta que cambie el escenario sanitario.

(Carlos Damonte / Campo en Acción)