Entrevista a Teófilo Lacroze, presidente de Shell Argentina · En la comparación interanual, la marca vendió en esta provincia el 42 por ciento más · Planifica al menos otras cuatro estaciones · “El mercado se normaliza”, dice.
Para usar una palabra que Teófilo Lacroze utiliza con frecuencia, su edad es “relevante”. Con 43 años de edad, comanda en la Argentina nada menos que Shell, petrolera que llegó al país hace 103 años. Desde esa posición, encabeza un equipo también joven que busca crecer en el mercado, mientras mantiene caliente sobre la mesa una “revisión estratégica del negocio”. De paso por Córdoba para inaugurar una estación en la ruta E-53, dialogó con La Voz.
“Córdoba es un mercado muy relevante para Shell; en los últimos dos años nuestro objetivo fue recuperar el crecimiento que no habíamos tenido por distintos factores. Hoy tenemos un 37 por ciento de participación. Esta estación que estamos inaugurando sobre la ruta E-53, que es de una familia cordobesa, los Pasquali, es un ejemplo del tipo de oferta que les queremos dar a nuestros clientes”, dice.
–¿Es verdad que Córdoba es el mercado de mayor crecimiento?
–Así es. Córdoba en su conjunto es donde más estamos creciendo. Si comparamos los volúmenes que teníamos hasta el año pasado, estamos un 42 por ciento arriba. Es un porcentual muy significativo y motivador para Shell y para la red.
–Hay estaciones que cambian de bandera. Otras petroleras que renuevan su imagen. ¿Qué está pasando en el mercado con los formatos?
–Nada raro. Tenemos un plan de crecimiento, ese crecimiento lo realizamos a través de empresarios. Si usted mira, el 99 por ciento de las nuevas bocas son inversiones inauguradas por empresarios que en dos tercios ya forman parte de nuestra red. Y es el ejemplo de las nuevas Shell que se están viendo en la ciudad de Córdoba.
–¿Esa estrategia deja atrás la posibilidad de que se venda al menos una parte de la compañía, como trascendió en su momento?
–Continuamos en revisión estratégica. Ese proceso no lo terminamos. Pero lo que está muy claro es que estamos evaluando cuál es el modelo de negocios adecuado para seguir creciendo en refinación y en comercialización de combustibles.
–Los expendedores se quejan con frecuencia de que vender combustible les genera una escasa rentabilidad. ¿Cómo lo evalúa usted al frente de Shell?
–El negocio ha tenido y tiene altibajos. Hoy estamos en una situación razonable de rentabilidad. Por lo cual, desde nuestro punto de vista, lo más importante son las reglas de juego claras a largo plazo. Hoy creo que tenemos esa posibilidad para retomar el crecimiento del mercado argentino, que consideramos factible.
–¿El horizonte inflacionario es una regla clara?
–Lo importante es tener una dirección clara de ir hacia un mercado. Hoy como refinadores tenemos que comprar petróleo local a un precio que no es el valor internacional. En 2018 ya iríamos a precio de mercado. Ese tipo de dirección clara es crítica, y cambió en estos dos años.
–¿Hay menos injerencia del sector político?
–El marco regulatorio es clave. En el pasado había muchas resoluciones que impactaban sobre la Ley de Hidrocarburos. Eso ya no sucede más. Cuando uno suma esas dos cosas, con todas las reformas macroeconómicas que vivimos en los últimos 18 a 20 meses, eso hace que este sea el mercado al que hoy podamos mirar con perspectivas de crecimiento a mediano y largo plazo.
–Un mercado normal…
–Se está normalizando.
–En ese contexto está el desarrollo de Vaca Muerta, donde Shell viene invirtiendo. ¿Cuánta agua hay en esa pileta?
–Vamos a invertir 300 millones de dólares por año durante cuatro años. Gran parte de esos recursos van a Vaca Muerta, donde tenemos siete áreas, cinco que operamos y dos todavía no. La más nueva es Bajada de Añelo, con YPF, donde tenemos el 50 por ciento de participación y la operación.
–O sea, sí hay agua…
–La perspectiva para Vaca Muerta es muy alentadora. Estamos invirtiendo y creciendo en nuestra participación de áreas. El potencial es comparable a cualquier yacimiento no convencional de Estados Unidos y de Canadá. En la medida en que sigamos poniendo el granito de arena que se necesita, creemos que ese desarrollo es tan competitivo como en estos países.
–¿Desde afuera pareciera que las cosas marchan muy lentas?
–Es un proceso. La adenda del convenio de trabajo firmada recientemente, el decreto para la importación de equipos usados, al cual le falta la reglamentación, son pasos en la dirección correcta. ¿Qué falta para que podamos producir petróleo y gas como en los grandes yacimientos no convencionales del mundo? Desarrollo de infraestructura, que lleva el esfuerzo de empresas, gobiernos, cámaras, líderes sindicales. Es decir, el apoyo y la cooperación para que esto se desarrolle. Tenemos también que mejorar el régimen impositivo para una actividad que lleva grandes inversiones iniciales, con un recupero a larguísimo plazo, y reducir tiempos no productivos.
–Hablando de impuestos, la mitad del precio de la nafta son impuestos. En los cambios que planifica el Gobierno, ¿le ve alguna chance a una reducción?
–Hay poca información de la reforma. La discusión del ITC (Impuesto a la Transferencia de los Combustibles) la hemos tenido dentro del sector, pero hoy no sabemos exactamente qué se va a incluir en la reforma. Es un elemento de ingresos impositivos muy relevante, por lo tanto es complejo. Toda la reforma tributaria debe tener un equilibrio, veremos en los próximos meses.
–Viene un nuevo aumento de combustibles antes de las elecciones legislativas. ¿Cuál es la lógica de los incrementos?
–Los combustibles surgen de procesar petróleo y este cotiza en dólares. En la medida en que el tipo de cambio registre variaciones, eso impacta en el costo de refinación. Es la principal variable.
–Subió, después bajó…
–(Los combustibles) subieron en enero, bajaron en abril; subieron en julio y hasta acá el tipo de cambio promedio era 16,40 a 16,45 pesos, con lo cual, si hoy el dólar está en 17,50 pesos, tiene impacto en el precio.
–Dicen que YPF no obtiene la rentabilidad esperada. ¿Shell?
–En refinación y comercialización, la rentabilidad depende en un 80 por ciento de poder trasladar variaciones del tipo de cambio a los precios del surtidor. En la medida en que haya atrasos, incide. El tipo de cambio influye todos los días, todos los días se pagan facturas de crudo al tipo de cambio del cierre del día anterior. Mientras haya atrasos en ese traslado, tenés impacto en la rentabilidad. Desconozco la rentabilidad de YPF, en Shell el atraso tiene impactos. Esa es la situación de cualquier distribuidora.
–¿Se mantendrá un diferencial de precios entre la nafta y el GNC para que convenga?
–No lo sé. En Córdoba, el GNC es muy relevante para las estaciones. La mayoría son duales, es un buen negocio para el empresario y está bien que lo haga. Es una buena oferta que el cliente pide.
–¿La reforma laboral impactaría de alguna manera?
–La situación laboral es compleja, todo lo que sea facilitar el ingreso de gente a empresas es bueno. Si incluye reducciones en aportes patronales, ayuda a reactivar. Si va por ahí, creo que va a ser muy positiva.
–¿Hay más estaciones Shell proyectándose?
–Queremos abrir este año 20 nuevas en todo el país; Córdoba se va a llevar un 20 a 25 por ciento.
–¿Cuál es su análisis de la economía? ¿Hay brotes o no llegan a ese tamaño?
–Con algunas excepciones, se ve crecimiento en todos los sectores y en todas las industrias. Eso es relevante. Y eso en algún momento llega a la calle, al día a día, que es lo que falta. Estamos en una agenda de transformación que va a tener continuidad.
–¿Les sigue metiendo ruido que Juan José Aranguren sea el ministro de Energía?
–No, los asuntos generales de industria los atiende Aranguren, pero los temas propios de Shell los discutimos con el ministro (de Producción, Francisco) Cabrera. (Fuente: La Voz del Interior)
11 de Septiembre (Valor Local)